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Cuando la justicia mira a quién, la condena es social

Parece ser que la Injusticia se disfrazó de justicia para engañar a la humanidad entera con sus falsas intenciones de objetividad y razón. ¿Por qué existe la justicia para algunos?

Editorial | 5/5/2019

La “Justicia” se refiere al principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde.

En Palacios de Justicia de todos los continentes se impone con belleza y autoridad la estatua de la justicia inspirada en una mezcla de símbolos que caracterizan a la diosa griega Temis que significa “orden” y la diosa romana Justitia o Iustitia.

Los elementos clásicos que la estatua de la Justicia suele sostener o tener son: una balanza, una espada y una venda en los ojos.

· La balanza: es el símbolo de la justicia moderna donde la Dama de la Justicia balanza cuidadosamente los pesos de cada lado. También se llama balanza de la Justicia. En la balanza suelen figurar elementos que se contrarrestan como por ejemplo una paloma y el signo de Géminis. La paloma representaría las demandas justas y Géminis representaría las demandas de muchas personas y/o testigos que dan informaciones confusas.

· La espada: representa la ejecución de las medidas. Temis usa la espada como medio de ‘convencer’ a ambas partes sobre su decisión racional y de justicia.

· Los ojos vendados: Este símbolo solo aparece a partir del siglo XV. La venda en los ojos representa decisiones objetivas e imparciales sin influencias de riquezas, política, fama o infamias.

En los últimos días ha tomado público conocimiento el fallo que diera la justicia a favor de la absolución de los 9 acusados por el asesinato de Paula Perassi en 2011 en la ciudad de San Lorenzo. Cuando las noticias tienen este tipo de titulares, la sociedad se indigna ante el nivel de impunidad. Inmediatamente, e impulsados por un sentido de solidaridad, la sociedad condena a quienes la justicia libera de manera injusta, En la alegoría de la justicia se podría expresar que es justo allí cuando el “Géminis”, desafortunadamente uno de los componentes presentes en la balanza de la justicia, sin considerar el dolor de ser humano, se alza con fuerza para confundir y logra sus objetivos con total arbitrariedad.

Cuando la justicia está sesgada y es influenciada por riquezas, fama, política o infamias, la sociedad será entonces la que condene. El delincuente no estará tras las rejas, pero deberá estar merced de una condena social que le impedirá gozar de esa libertad que no merece.

¿Por qué existe la justicia para algunos?

Porque en nuestras sociedades no existe el trato equitativo, el derecho se respeta para algunos. Por ende, la justicia también se aplica para algunos. La pretensión de los grupos abortistas de legalización del aborto representa un claro ejemplo a partir del cual se corrompe el derecho que tienen los niños por nacer, es decir, el derecho a la vida. Allí la justicia es segada.

Cuando se pretende la imposición de ideologías de grupos que tienden a ser hegemónicos, se quebranta el derecho a la libertad individual de elección. La lista podría ser interminable.

Ergo, las sociedades convulsionan por el malestar debido a las continuas experiencias de injusticia. Las convulsiones llevan a enfrentamientos y dolorosos procesos de confrontación, donde las imparcialidades se acentúan tanto que la razón queda fuera de juego y los veredictos finales caracterizan el ocaso de la esperanza de equidad en las sociedades civilizadas. Tan civilizados que se matan entre sí, se asesinan los cuerpos y los sueños de vivir con libertad.

Resulta entonces carísima la libertad en medio de la falta de equidad, porque aún cuando no hubieren cometido delitos, se roba la paz personal por unos cuantos intereses mezquinos e irrelevantes para este paso ínfimo por la vida.

Aún así, la condena social para los delincuentes absueltos por la justicia que espía a quién libera de sus crímenes no es suficiente. Sin embargo, el culpable (si no tuviere cauterizada su conciencia por sus delitos) no podrá vivir sin la carga emocional negativa por saber que obró mal. Esa es la peor condena: saberse miserable por no haber podido ser la mejor versión de ser humano que se esperaba de sí mismo, saberse culpable por su propia conciencia impertinente pero certera, saberse merecedor del repudio.

Parece ser que la Injusticia se disfrazó de justicia para engañar a la humanidad entera con sus falsas intenciones de objetividad y razón. Sin embargo, existe una fuerza humana que es mayor a toda la impunidad y se llama esperanza. Esta fuerza social también está disfrazada, su vestidura es de valentía para enfrentar cualquier adversidad.

Lorena Leiva

Prof. en Ciencias de la Educación