El adolescente, señalado como el presunto autor material de los asesinatos de los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano, así como del empleado de estación de servicios Bruno Bussanich, ha confesado detalles impactantes durante su declaración tras ser detenido.

Según su testimonio, quienes lo contrataron para cometer estos homicidios le sugirieron que “se entregara a las autoridades y que incriminara a dos individuos pertenecientes a una organización rival en la disputa por territorio en la zona sur de la ciudad”, específicamente en los barrios Tiro Suizo, Las Delicias y Villa Flammarion.

La declaración del adolescente, conocido como DMG, fue parte central de la audiencia celebrada en el Centro de Justicia Penal de Rosario, donde los fiscales Adrián Spelta, Patricio Saldutti y Franco Carbone imputaron a cinco adultos por homicidio doblemente calificado, intimidación pública y coacciones agravadas, involucrando además a menores de edad.

El joven habría cumplido el encargo de asesinar a un empleado de la estación de servicios Puma, ubicada en la intersección de las calles Mendoza y Ravignani, por una suma de $400.000. Sin embargo, la víctima resultó ser Bussanich, de 25 años, empleado en dicho establecimiento del surtidor de zona oeste, en un giro trágico de los acontecimientos.

Tras los crímenes, DMG se mantuvo oculto durante días mientras la ciudad de Rosario se veía paralizada por el miedo generado por esta ola de violencia. Sin embargo, fue citado para recibir el pago del crimen en una residencia en la calle Anchorena 1574. En este punto, Macarena Muñoz, una de las personas imputadas, le entregó el dinero, el cual tuvo que ceder rápidamente al marido de ella, Gustavo Márquez, en compensación por una moto que le había prestado y que había sido secuestrada por la policía.

En un intento por manipular la situación, se le instó a DMG a entregarse a las autoridades, asegurándole que, al ser menor de edad, sería liberado rápidamente. Se le indicó que incriminara a Brandon Bay y Fernandito Morel, dos individuos vinculados a una banda rival, como los instigadores de los crímenes.

Sin embargo, DMG se resistió a esta presión y finalmente fue llevado por otro menor, apodado Matute, a un domicilio en Lamadrid y Presidente Roca. Allí, enfrentó nuevas amenazas y presiones para entregarse, antes de ser finalmente detenido en una redada policial días después.