Sancionar a los pibes por una foto no solo muestra en que sociedad vivimos sino también que prioridades tenemos en la vida. ¿Estamos locos? ¿Qué mensaje estamos dando? ¿Qué clase de valores estamos transmitiendo si penalizamos a un chico por admirar a un jugador de fútbol?
El problema son los grandes, los padres, los directivos que tampoco entienden que es lo importante de la vida y que un club está para formar primero personas y después futbolistas.