En la ciudad de San Lorenzo el tema Uber fue el eje central del debate político e informativo, aumentado en pleno año electoral y estando a pocos días de las generales. Todo arrancó con un grupo de taxistas de la localidad solicitando que únicamente los taxis habilitados por el municipio usen las apps de viajes porque al resto los consideran  autos “truchos”.

Obviamente que es algo imposible de controlar, porque incluso estarías violando el derecho de libre elección (se debería vigilar los celulares de todos, tanto el que trabaja como el que lo usa, locura total). El debate no es Uber si o no, porque ya está instalado: Funciona en todo el mundo y hasta los mismos taxistas lo usan.

Lo que sí se debería lograr, es que todos estén bajo las mismas reglas: Es decir, que el estado municipal deje de regular de manera diferencial a los taxis y que los mismos comiencen a regirse como un auto común corriente. Es decir, tener al día carnet, seguro del auto, etc.; resumiendo: lo mismo que le solicita tránsito a cualquier automóvil.

Los tiempos cambian y es momento de analizar si los estados deben regular precios de los transporte públicos; algo que evidentemente ya quedó vetusto con las apps de viajes. La oportunidad de competencia debe ser para todos, pero con todos dentro de las mismas reglas para que justamente no existan los monopolios que históricamente hubo y aún hay en el transporte de pasajeros.