En la política suelen verse choques entre actores que forman parte de la misma y que marcan el pulso de la zona donde están. Un ejemplo es entre el intendente Leonardo Raimundo y el concejal Esteban Arico, un cruce que tuvo su pico en las elecciones pasadas, donde el primero logró la victoria por un margen menor al que habitualmente obtuvo en contiendas anteriores.

Arico fue una parte importante dentro de la estructura oficialista, ocupando el cargo de Secretario de Coordinación General  durante una década. Fue en junio del 2021, donde mediante una carta, decidió alejarse con una fuerte crítica a Raimundo sin mencionarlo: “El proyecto político para el que trabajé, dejó de ser colectivo y de trascendencia para convertirse en personal y de permanencia”.

De esta manera, el ex secretario fue candidato a concejal dentro del peronismo (incluso con una  dura crítica dentro del espacio del PJ por su tiempo dentro del oficialismo) y obtuvo una banca que buscará renovar el año que viene. Arico fue el candidato alfil del ex gobernador Omar Perotti para la intendencia y uno de los apuntados por el oficialismo dentro de la crítica a la decisión provincial de “abandonar” a San Lorenzo en seguridad y educación durante la anterior gestión perottista.

El punto culmine ocurrió cuando el gobierno de Pullaro denunció y luego llevó a la justicia a la ONG “Protegiendo Sueños” por malversación de fondos, lugar donde el propio Arico poseía un “búnker” político. Respecto esto, el oficialismo relacionó el dinero que entraba en la institución con la erogación de la campaña política que hizo Arico en el 2023. Mientras tanto éste, acusó al raimundismo de “realizar una campaña sucia” con esa situación.  

Entre ambos se lanzaron dardos venenosos en el universo mediático y queda demostrado que, a diferencia de lo que pasó con el Dr. Eduardo Ros cuando se fue del espacio raimundista, la distancia es insalvable entre dos políticos que marcan la grieta en San Lorenzo.