En julio, los precios de los combustibles en todo el país comenzaron a subir, reflejando un aumento de entre un tres y un cuatro por ciento desde el inicio del mes. Esta medida se produce a pesar de los esfuerzos del gobierno nacional por postergar el impacto del impuesto a los combustibles, con el objetivo de mitigar su efecto en el índice de inflación.

La actualización en los valores de los combustibles, efectiva a partir del 1 de julio, se debe principalmente a un incremento parcial en el impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC), ambos aumentados en un uno por ciento.