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Día del maestro. Sarmiento y la idea del progreso
"Si sigue faltando se va a quedar libre. Mire a esta chica, no falta nunca, es toda una Sarmiento". ¿Quién no escuchó alguna (o varias) de estas frases durante su etapa escolar? Lo cierto es que este mito acerca de la vida escolar de Domingo Faustino Sarmiento dista mucho de la realidad.
Editorial | 11/9/2020
Por Mariano Montovani
Alumno ¿hizo la tarea? Alumna, portese bien, deje de hablar. ¿No estudió? Tiene un Uno. Si sigue faltando se va a quedar libre. Mire a esta chica, no falta nunca, es toda una Sarmiento.
¿Quién no escuchó alguna (o varias) de estas frases durante su etapa escolar? Lo cierto es que este mito acerca de la vida escolar de Domingo Faustino Sarmiento dista mucho de la realidad, ya que él mismo se formó como pudo y en una provincia como San Juan, donde no abundaba demasiado.
SI hay un personaje histórico difícil de catalogar, este es Sarmiento, en la historia de buenos y malos que se pretendió enseñar siempre, a Sarmiento se lo coloca en uno u otro bando, mientras que en la escuela primaria es una especie de deidad, más adelante se exponen otras cuestiones que quizás no fueron del todo agradables, repasemos un poco su vida y sus ideas.
Sarmiento había nacido en San Juan en 1811, y a muy temprana edad su padre y su tío comenzaron a instruirlo en sus primeros saberes, por ello cuando tenía 5 años ya sabía leer y escribir y, dada su vocación docente, a los 15 años fundó su primera escuela, un humilde rancho que aún hoy se conserva en San Francisco del Monte de Oro, en la provincia de San Luis. Allí daba clases a un grupo de alumnos de edades diversas, algunos hasta lo superaban en edad.
El dato curioso es que no se llamaba “Domingo”, sino que su nombre de bautismo era Faustino Valentín Quiroga Sarmiento. el nombre por el que todos lo conocemos fue adoptado luego, ya que si bien sus amigos y familiares lo llamaban así, este no figuraba en su acta de nacimiento.
La vida del prócer no estuvo exclusivamente dedicada al aula. A lo largo de los años, en 1827 fue reclutado dentro del ejército federal, luego fue exiliado en Chile, allí realizó distintas actividades para subsistir, tan diversas que iban desde profesor hasta minero. Regresó a su ciudad natal, formó parte de la Sociedad Dramática Filarmónica, luego fundó la Sociedad Literaria y participó nuevamente de actividades artísticas, además de retomar la actividad política. En 1839 creó en San Juan el periódico El Zonda, muy crítico del gobierno Federal. Su vida fue marcada por el exilio y sus viajes a diferentes destinos, principalmente Santiago de Chile y Montevideo. Su hoja de ruta se completó con ciudades de Europa, África y Estados Unidos. Tenía la habilidad de llegar siempre a ubicarse en lugares de influencia en cada sitio al que llegaba. Regresó del exilio definitivamente en 1855, para participar en la vida institucional del país.
Mientras la mayoría de sus contemporáneos tomaba a Europa como modelo a seguir, Sarmiento tomaba como modelo a Estados Unidos. Su segundo viaje a dicho país, en 1865, confirmó su interés en provocar la modernización capitalista en nuestro territorio, en contraposición a los movimientos originados en las montoneras de las provincias, tenía un profundo desprecio por gauchos y pueblos nativos, considerados por él como símbolos del “atraso” del que había que desprenderse. Ya en 1861, en una carta dirigida a Bartolomé Mitre, Sarmiento decía “Se nos habla de gauchos… La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esa chusma criolla incivil, bárbara y ruda es lo único que tienen de seres humanos”. Una frase polémica, que vista en su contexto mostraba las intenciones de llevar lo que él llamaba “Civilización” en contraposición a la “Barbarie”, muchas veces a cualquier costo. Mas tarde, en 1876 y ya habiendo sido Presidente de la Nación, publicaría en el periódico El Nacional, que era uno de los bastiones para la difusión de sus ideas, la pregunta “¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. (...) Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”. Si traemos esto al presente ¿Se imaginan las repercusiones que tamañas expresiones tendrían?
En el año 1868, mientras se encontraba en su segundo viaje por Estados Unidos, fue elegido Presidente, cargo que ejerció hasta 1874. Una vez en el cargo, si bien centró la mayor parte de sus esfuerzos en promover la educación, no fue menor el impulso que le dio a otras áreas, como por ejemplo las comunicaciones. Consciente del problema que significaba la inmensa longitud del país, durante su gestión se desarrolló la infraestructura ferroviaria, que pasó de
Bajo su gestión se organizó el primer censo nacional de población en el año 1869, que arrojó como resultado que había 1.836.490 habitantes, de los cuales el 71% corresponde a la población rural y un 70% eran analfabetos.
Sarmiento, al contrario de otros líderes contemporáneos como Alberdi, creía que había que educar a todos, para promover el cambio y modelar una nueva sociedad. El cambio en la sociedad en su conjunto traería consigo el progreso económico y no al revés.
Se fundaron alrededor de 800 escuelas y se elevó el número de alumnos de
El impulso a la educación en las primeras letras fue una de las principales ideas que trajo de sus viajes por Estados Unidos. Pero no fue sólo la idea, sino que además trajo consigo a más de 60 maestras de educación primaria. Estás debían estudiar el idioma durante cuatro meses y luego tenían un contrato de tres años para trabajar dando clases. Muchas de ellas luego se quedaron y siguieron su vida en Argentina.
Domingo Faustino Sarmiento falleció en 1888 en Asunción del Paraguay, adonde se había mudado por recomendación médica, para no pasar inviernos tan crudos como los que había en Buenos Aires. En conmemoración a ese día, cada 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro.
Si se encontraran un ingeniero o un médico del Siglo XXI y viajaran al Siglo XIX probablemente podrían desarrollar su trabajo sin ningún problema. Pero si un ingeniero o un médico del Siglo XIX vinieran a la actualidad, muy posiblemente no entenderían mucho. Los avances tecnológicos y técnicos en esas áreas fueron muy grandes. En cambio un maestro del Siglo XIX (salvando las diferencias de contenido) podría trabajar en el presente casi sin problemas, porque el sistema de enseñanza sigue siendo prácticamente el mismo.
Los especialistas dicen que tenemos escuelas del Siglo XIX para educar alumnos del Siglo XXI. Si bien la tecnología avanza y hay escuelas o universidades que trabajan de forma virtual o incorporan paulatinamente las tecnologías digitales, en la mayoría de las escuelas "normales" no hay una capacitación o una preparación que permita aprovechar los recursos que estos tiempos nos brindan. La pandemia obligó a cambiar en algunos casos de forma muy brusca la manera de educar y de ser educados en un sistema que no estaba preparado. Prácticamente de un día para el otro hubo que romper todas las planificaciones anuales y adaptarlas a este nuevo contexto.
El desafío en estos tiempos es lograr que las condiciones planteadas por este nuevo contexto puedan aplicarse sostenidamente, incorporando las herramientas que todo el progreso nos dejó al alcance de la mano.
¡Feliz día del maestro!