Brenda Agüero, la enfermera acusada de envenenar a cinco bebés recién nacidos con potasio e intentar matar a otros ocho, declaró este martes en el juicio que enfrenta junto a otros 10 imputados, entre ellos exempleados y directivos del Hospital Neonatal de Córdoba.

Durante casi una hora, Agüero se defendió y aseguró ser inocente, afirmando que no tiene relación con las muertes ocurridas en el hospital, aunque reconoció que los decesos de los bebés fueron reales. “Las muertes existieron, pero no soy la culpable de todo eso”, dijo. Además, señaló que la mediatización del caso la ha afectado profundamente, incluso en su vida dentro de la cárcel de Bower, donde se encuentra detenida desde 2022.

Agüero, quien aseguró haber luchado toda su vida por trabajar en Neonatología, expresó que ya no podría volver a ejercer esa profesión. “Lo que tanto quería y por lo que tanto luché me arruinó la vida”, lamentó. También rechazó las acusaciones de ser una paciente psiquiátrica y defendió su historial médico, mencionando que en las pericias realizadas no se encontró ninguna evidencia de lo que se decía sobre ella.

Los fiscales Sergio Ruiz Moreno y Mercedes Ballestrini acusan a Agüero de haber inyectado insulina y potasio a 13 bebés, lo que habría causado las muertes. Las autopsias de los dos únicos bebés a los que se les practicaron revelaron altos niveles de ambas sustancias en sus cuerpos, confirmando que las inyecciones fueron externas y no accidentales. La investigación, dirigida por el fiscal Raúl Garzón, sostiene que las muertes no fueron accidentes.

El juicio continúa y se espera que declaren los demás acusados.