El presidente de la Nación cumplió un año desde que asumió tras vencer al Kirchnerista Massa. Sin dudas, que la principal batalla fue y sigue siendo la economía del país que fue devastada durante años.
Pero la otra pelea que lleva adelante el líder libertario es la cultural, que tal vez sea una de las más poderosas que enfrentará. Milei es protagonista del sector que no cree en la "Agenda 2030" y que se la asocia a la llamada cultura woke. La misma hace referencia a todo un movimiento mundial que nuclea a activistas ecológicos, integrantes del LGTB, etc.
Estos grupos llevan adelante ideas asociadas al colectivismo: Dónde el Estado debe ser omnipresente, piden cupos laborales juzgando a la persona por su sexo u orientación sexual, dicen pelear por una "justicia social" y están en contra de la individualidad.
El mandatario argentino, en varias de sus ponencias, busca desterrar un paradigma político que siempre estuvo en Argentina: Que el Estado todo debe abarcar, asistir y hasta monitorear lo que hace la gente. Milei fue visto cómo loco cuándo dijo, "quiero devolverle la libertad al argentino". ¿A qué se refiere, si no somos esclavos?
Bueno se refería a eso, a pensar que el Estado tal vez deba tener un límite, que nada es gratuito en la vida y si un gobierno te dice que da gratis algo, entender que eso se paga con más impuestos o pidiendo plata afuera (generando deuda).
No sé si Milei está en lo correcto o no, dependerá de lo que piense cada lector de esta nota. Si está claro que puso bandera en una batalla que nunca antes se discutió de esta manera.