A menudo escuchamos la frase “vive el presente y olvida el pasado” como un imperativo para alentar a aquellas personas que se han quedado ancladas en experiencias pasadas, añorándolas e ignorando en buena parte su vida en el presente, es decir en tiempo real.
Otras personas, parecen dedicarse intensamente a vivir el presente ignorando inocentemente el futuro, como si este no llegara algún día. O como si el futuro no será en algún momento su “presente”.
¿Qué quiere decir “vive el presente y olvida el futuro”?
Esta frase invita a vivir “el aquí y el ahora”, sin meditar en lo que viene por delante con prudencia. Sin embargo, ignorar que nuestras acciones presentes configuran y diseñan el futuro es como hervir un huevo y creer que al enfriarse volverá a recuperar su estado líquido.
Claramente las acciones tienen efectos, consecuencias en un futuro a corto, mediano o largo plazo.
Si comenzamos al revés, las consecuencias son producto de acciones y las acciones de decisiones. Las decisiones, al mismo tiempo tienen un componente emocional, lógico y espiritual para ser tomadas. Finalmente, éstos componentes nacen en la mente, es decir en los pensamientos. Ahora, resumido desde el principio: el pensamiento determina las decisiones tomadas para ejecutar acciones; y éstas, a su vez, desembocan en consecuencias.
¿Se puede vivir el presente sin pensar en el futuro?.
En realidad, el entusiasmo por un horizonte futuro prometedor, un porvenir, una esperanza, son el motor crucial para vivir a pleno el presente. No quiere decir que se viva el hoy pensando sólo en mañana, pero sí “tener motivos” para un mañana.
La motivación es un móvil saludable para transitar cada día de nuestras vidas con sentido de trascendencia. Escuchaba a una mujer que estaba molesta porque había leído una frase que la incomodó: “No digas: un día más; sino: un día menos de vida”. La motivación para vivir el presente debe estar anclada en sueños para un futuro, en planes, en proyectos y en propósitos.
Esta perspectiva de observancia del presente con reconocimiento del futuro nos enfoca en la vida. Claro está que las acciones efectuadas tienen sus consecuencias. Quienes abogan por “vivir el presente” y solo “vivir el presente”, se lanzan a una aventura donde la incertidumbre los arroja a la playa de la desmotivación y pierden progresivamente el sentido de trascendencia vital para el ser humano.
Resulta fundamental para nuestras experiencias de vida discernir que éstas nos ayudan a progresar en “pos de”, fuera cual fuera ese destino al cual cada persona está llamada.
Finalmente, cambiaré el título de este artículo con una nota al pie:
“Vive el presente, motivado por un futuro”.
Lorena Leiva.
Prof. en Ciencias de la Educación.