El jefe de cocina del buque MV Ceci, un ciudadano filipino identificado como Jonathan Caputero, declaró como imputado colaborador ante la Justicia Federal de Rosario y reveló que una organización criminal le aseguró que los embarques de cocaína desde el puerto de San Lorenzo son frecuentes y no presentan riesgos. "Relax", fue la palabra que, según su testimonio, los contactos le repitieron para convencerlo de participar en el transporte de los 470 kilos de cocaína hallados el pasado 30 de abril.

Caputero, de más de 50 años y residente en Manila, confesó su implicancia en los hechos ante los fiscales Claudio Kishimoto y Matías Álvarez, en una audiencia realizada el sábado por la tarde, bajo reserva de identidad y con asesoramiento de su defensor oficial, Ramiro Dillon. El hombre señaló que fue contactado por una organización que le prometió seguridad en la operación, asegurando que realizaban este tipo de embarques “dos o tres veces por mes”.

El buque con bandera de las islas Marshall permanece amarrado en el puerto de Vicentin, a 20 kilómetros de Rosario, y tiene retenida la documentación de sus 20 tripulantes filipinos, quienes aún no fueron desvinculados de la causa.

Según Caputero, la droga fue cargada inicialmente en una rada cercana a Montevideo, tras la escala del barco en Emiratos Árabes, y estaba destinada a ser completada con otro cargamento en San Lorenzo. Sin embargo, al tomar dimensión de la magnitud del primer envío, el cocinero se negó a colaborar en un segundo embarque. Pese a ello, la Justicia considera poco probable que el cargamento haya sido subido en Montevideo y sospecha que parte o la totalidad podría haber sido incorporada en algún punto del litoral argentino.

El cargamento fue descubierto gracias a la alerta del capitán del buque, quien notó una sustancia sospechosa oculta bajo bultos de carne en un refrigerador. Luego de su aviso al práctico argentino y a la Unidad de Información Financiera (UIF), personal de Prefectura y Aduana encontró 15 bultos de más de 30 kilos cada uno, con cocaína de alta pureza.

En el celular del cocinero, los investigadores hallaron mensajes que lo vinculan con sus contactos en Montevideo y San Lorenzo, además de imágenes eliminadas de los paquetes hallados. También se realizó una prueba de salinidad que confirmó que los bultos estuvieron en contacto con agua salada, lo cual abre interrogantes sobre la versión del embarque en Montevideo, ya que ese puerto está sobre el estuario del Río de la Plata, donde el agua es predominantemente dulce.

Esta semana se realizará una audiencia clave para resolver la situación migratoria de los veinte tripulantes restantes, a quienes se les retuvo el pasaporte preventivamente por orden del juez de garantías Carlos Vera Barros. Mientras tanto, la Justicia federal sigue tras las pistas de la organización que, según el arrepentido, opera regularmente desde el cordón portuario del Gran Rosario.

Fuente: Política Online.