Hoy se celebra el día de la Reforma Protestante en honor a Martín Lutero que un día como hoy, pero de 1517 clavó 95 famosas tesis en una iglesia de Wittenberg (Alemania). Estas tesis fueron la piedra angular de una reforma que cambiaría el curso de la historia  de la humanidad para siempre.

¿Cuál ha sido su influencia en la Educación?

Si bien la educación cristiana ha sido artífice de una educación para todos desde sus orígenes, caben mencionar algunos ejemplos que son una clara evidencia de ello.

En primer lugar, con su fuerte impulso por la alfabetización cuyo origen se remonta a las costumbres que tenía el pueblo hebreo de enseñar en el seno de la familia las Sagradas Escrituras. Así como lo indicara claramente la ley o Torá, los padres eran los encargados de trasmitir a sus hijos el interés por el estudio y el conocimiento de la Palabra de Dios.

Así desde el comienzo, la necesidad de alfabetizar ha estado presente en cada familia cristiana como base y fundamento del crecimiento personal.

El desarrollo del cristianismo trajo aparejado consigo el desarrollo de la educación formal.

En Argentina ha sido así desde la misma conformación del estado nacional. Así, por ejemplo, el General José de San Martín se apoyó en el prestigioso pastor y pedagogo Diego Thompson para acelerar el proceso de alfabetización de las masas a través del novedoso método de Lancaster, que proponía, debido a la escasez de maestros, que los alumnos de avanzada pudieran enseñar a los demás.

Otro claro ejemplo de la incidencia y el protagonismo de la educación cristiana en Argentina ha sido la labor del pastor y pedagogo William Morris, quien se ha especializado en la educación de los niños marginados. De aquellos que se criaban en las calles sin escolarización alguna.

Asimismo, la maestra evangélica Sara Eccleston, convocada por Sarmiento, constituye  otro ejemplo de la impronta fundadora que tenemos las escuelas cristianas al fundar los jardines y preescolares en nuestro país.

Los hechos históricos encuentran siempre un pueblo evangélico que ha sido determinante en la educación.

En segundo lugar, el impulso de la reforma protestante ha sido el hecho histórico  definitivo para establecer un vínculo permanente entre educación para todos y protestantismo.

La Reforma protestante, impulsada por Martín Lutero, no sólo representa una reforma que recompone la doctrina de la iglesia, sino que produce una verdadera reforma social.

En el escenario de la sociedad que se presentaba en el siglo XVI, existía un alto nivel de analfabetismo, con personas postergadas, sometidas, explotadas y sin herramientas intelectuales para levantarse contra ese sistema opresor que los mantenía en la ignorancia.

En medio de esa crisis social, la idea de una educación popular impulsada por el protestantismo sería el giro definitivo para que las masas accedieran a la educación. En el movimiento de la Reforma Protestante la autoridad papal fue reemplazada por la autoridad de las Sagradas Escrituras. Por eso, era tan importante que las personas aprendieran a leer y que esto no fuera un privilegio de las élites de la realeza o los religiosos.

Martín Lutero con la Reforma Protestante, y tantos valientes como él a lo largo de la historia, han comprendido que la educación cristiana desde siempre ha estado despertando la conciencia de una educación para todos, donde el conocimiento no sea sólo una virtud, sino que se convierta en un saber acompañado por la pertinencia y el contenido moral.

La importancia de los establecimientos educativos, sea cual sea su tipo de gestión, provienen  de la Reforma Protestante que nos ha dejado como legado la misión de transferir los valores y principios morales desde el corazón de la Palabra de Dios al corazón de cada uno de los estudiantes.

Lorena S. Leiva

Prof. en Ciencias de la Educación.