El hospital público de la ciudad de San Lorenzo se encuentra en el ojo de la tormenta tras una serie de situaciones que ocurrieron durante estos últimos dos meses. Por un lado, los incendios intencionales ocurridos en estas semanas llamaron la atención: Aún la justicia no agarró al o los culpables de producir los focos ígneos llamativos, que algunos hasta le endilgan tintes políticos.
Luego ocurrieron tres hechos graves: Renzo, el niño de seis años que se descompensó en una pileta y luego de convulsionar terminó falleciendo en el Granaderos a Caballo. Su caso lo tiene Fiscalía porque su familia sostiene que hubo mala praxis y que no había atención pediátrica en el momento.
Se suma lo acontecido hace poco con un hombre, que unas horas después de ser atendido en el hospital y volver a su casa, falleció por una peritonitis que no fue detectada a tiempo. Los familiares también hablan que hubo mal diagnóstico del centro de salud. Y la última situación fue la bebé recién nacida que sufrió quemaduras luego de la cesárea. Ella y su madre fueron internadas en la Maternidad Martin de Rosario.
Otra cuestión que agrega al tema, es la situación de muchos empleados y profesionales de la salud que no cobran a término sus honorarios, produciendo malestar puertas adentro. Por último y no menos importante está la cuestión política que genera rispideces: Dentro del hospital hay sectores que son más afines al oficialismo y otros más a la oposición, más precisamente al edil Arico.
Este último punto es tal vez el más aberrante: Que la política influya en el normal desenvolvimiento del hospital público más importante del Departamento San Lorenzo. Hay que repensar y ocuparse urgentemente que queremos hacer con la salud pública, que sostienen todos los sanlorencinos con sus impuestos.