Argentina ha experimentado un alarmante incremento del 40% en los casos de sífilis en los últimos años, una cifra que pone de manifiesto serios problemas en la política de salud pública para la juventud. El Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), lanzado con la intención de reducir los embarazos no deseados y fomentar el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, está siendo cuestionado por sus consecuencias inesperadas.

De acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación, en 2023 se registraron 32.293 casos de sífilis, lo que se traduce en un promedio de 88 nuevos casos por día. Este aumento es particularmente pronunciado entre jóvenes de 15 a 34 años, un grupo demográfico que se encuentra en una etapa crucial de desarrollo personal y educativo. La alta incidencia de sífilis en este grupo etario ha suscitado preocupación sobre la efectividad y las consecuencias del Plan ENIA.

El plan, diseñado para proporcionar información sobre sexualidad y derechos reproductivos, parece haber tenido un efecto adverso. Críticas han surgido en torno a la calidad de la educación sexual ofrecida, que, según algunos expertos, ha sido superficial y ha incentivado a los adolescentes a explorar su sexualidad a una edad demasiado temprana. Esto, a su vez, ha contribuido al aumento de enfermedades de transmisión sexual (ETS) entre los jóvenes.

Además, se ha observado que la mayor prevalencia de sífilis se encuentra entre hombres que tienen sexo con otros hombres, trabajadores sexuales y personas trans. Este patrón revela que, en lugar de ofrecer protección, el Plan ENIA ha expuesto a ciertos segmentos de la población a un mayor riesgo de ETS debido a la falta de una educación sexual integral y adecuada.

Otro punto de controversia es que el plan no solo promueve el ejercicio de los derechos sexuales, sino que también se asocia con la promoción de la exploración sexual temprana y, en algunos casos, la confusión de género. Este enfoque ha sido criticado por desviar el foco de una educación sexual responsable y madura, y por enmarcar la salud sexual dentro de una agenda ideológica en lugar de centrarse en el bienestar integral de los adolescentes.

Desde la Asociación Civil Roca Fuerte, de Rafaela, consideran que ofrecer una educación sexual integral es un desafío dentro del cual debe estar el enfoque biológico, en valores, responsabilidad y el desarrollo saludable. Asegurando que de esta manera se podrá  garantizar que los jóvenes crezcan con la claridad y el apoyo necesario para tomar decisiones informadas y seguras, libres de la confusión y el daño que les está siendo impuesto.